Los procesadores de pagos censuran contenido que consideran inmoral de manera unilateral.
Una de las promesas de cripto era impedir la censura, pero ese rol está en cuestión.
Este artículo viene a colación de dos hechos que están ocurriendo simultáneamente durante estos meses y que se relacionan con los propósitos fundamentales por los que se creó Bitcoin. Por un lado, estalló un escándalo en el ámbito de los videojuegos, que expone las prácticas de censura de carácter moralista que los procesadores de pago suelen efectuar y que Bitcoin, y luego otras cripto, tuvieron como propósito combatir en un principio. El otro de esos hechos es la integración de Bitcoin y de otras cripto en estos mismos sistemas de pago.
Comencemos por el primer punto: recientemente las principales plataformas de distribución de videojuegos se vieron forzadas a quitar ciertos títulos “subidos de tono” de sus catálogos debido a la presión de los procesadores de pago (principalmente Visa y MasterCard), que a su vez fueron presionados por ONGs conservadoras para quitar o desmonetizar este tipo de contenido. Esto no es una novedad, dado que ya ocurrió un caso similar en 2021 con OnlyFans.
La industria del “entretenimiento para adultos” es uno de los objetivos preferidos de estos lobbies y sufre sus ataques constantemente. Por esa razón, esa misma industria ha sido una de las primeras en adoptar la tecnología de cadena de bloques y ha innovado en ella. Algunos ejemplos de esto son el uso de la moneda Verge por parte de varios sitios pornográficos y el proyecto de una plataforma crypto llamada SpankChain.
El segundo punto se manifiesta en dos casos puntuales: la integración de USDT en Lightning y la nueva función “Pay with crypto” de PayPal. Si bien estas dos integraciones representan un paso importante en la legitimación y en la adopción de Bitcoin y cripto, también presenta un creciente riesgo de que estos actores reproduzcan sus prácticas de censura en el espacio de libertad que estas redes descentralizadas habían obtenido. Generalmente en el espacio crypto adjudicamos ese riesgo a las CBDCs y actores estatales, pero si repasamos la historia PayPal, por ejemplo, podemos ver que existe un riesgo similar en monedas privadas controladas por grandes corporaciones.
La carrera por la moneda digital
PayPal es una empresa fundada en 1998 por varios emprendedores, entre los que destacan Elon Musk y Peter Thiel, los más conocidos. En un informe sobre Thiel, el canal More Perfect Union muestra varios materiales de archivo a lo largo de su carrera. Algunas citas de estos archivos son reveladoras acerca de los planes que tenía para la plataforma de pagos que colaboró en fundar:
“Nuestro objetivo no era otro que sustituir al dólar estadounidense mediante la creación de una nueva moneda digital.”
Otra:
“La visión inicial al fundar la empresa [PayPal] era que íbamos a utilizar la tecnología para cambiar el mundo entero y, básicamente, derrocar el sistema monetario mundial… Nunca podríamos ganar unas elecciones con ciertos temas porque éramos una minoría muy pequeña, pero tal vez se podría cambiar el mundo de forma unilateral sin tener que convencer constantemente a la gente, suplicarles y rogarles a quienes nunca van a estar de acuerdo contigo, gracias a los medios tecnológicos, y ahí es donde creo que la tecnología es una alternativa increíble a la política.”
Una más:
“Si eres una startup, quieres llegar al monopolio. Estás empezando una nueva empresa, quieres llegar al monopolio.”
La última:
“Tenemos que conquistar el mundo, no podemos bajar el ritmo ahora.”
También pueden verse opiniones y planes similares en este archivo de 1999.
Si bien Thiel se define a sí mismo como un anarquista, libertario, o anarcocapitalista, la visión del mundo que propone es la de una tiranía plutocrática y reaccionaria. Teniendo eso en cuenta, podemos ver que PayPal se creó con el propósito de tomar el control de una institución social, el dinero, para ejercer poder sobre las demás. En ese sentido, PayPal tenía como objetivo explícito llevar a cabo la frase fraudulentamente atribuida a Mayer Amschel Rothschild:


En ese sentido, también, PayPal y Bitcoin nacieron con un objetivo similar pero radicalmente opuesto. PayPal pretendía hacerse con el control sobre la moneda y establecer una especie de nueva monarquía a partir de ello (un poder equivalente al del Estado, pero no democrático sino autoritario). Por su parte, Bitcoin se creó con el propósito de hacer imposible algo como eso estableciendo un sistema de pagos descentralizado y abierto.
Si saltamos 20 años al presente, vemos que PayPal, ya no manejada por Thiel, estableció una posición dominante como procesador de pagos, hizo un pequeño avance en su propia moneda al crear PYUSD (pero sin mucha autonomía, ya que depende de cadenas de bloques ajenas a PayPal y está atada al dólar, por lo tanto, a su política monetaria), y está integrando Bitcoin y otras criptomonedas a su plataforma.
Mi lectura de esto es que Bitcoin y la tecnología blockchain lograron evitar, en principio, los planes de Thiel, adelantándose en la carrera y creando un mejor sistema de pagos de código abierto. Sin embargo, es esperable que estos actores intenten capturar a Bitcoin y las tecnologías de cadenas de bloques para continuar persiguiendo sus fines. Thiel, por su parte, se involucró en cripto a través de crear y financias a varias empresas: Erebor, Founders Fund, Bullish, BitGo, Ethereum, Ripple y Tagomi son algunas.
Moralismo financiero
No es necesario que haya un personaje tan llamativo como Thiel, casi un villano de caricatura, al mando, para que los procesadores de pagos ejerzan un poder discrecional y motivado políticamente. Como mencioné al principio de este artículo, uno de los sectores más atacados por esta censura es el “entretenimiento para adultos”. Pero no solo las grandes compañías de este rubro sufren esta discriminación, también las trabajadoras sexuales independientes ven a diario sus cuentas personales bloqueadas en los procesadores de pagos. Un episodio de la serie documental Dark Net dedicado a Bitcoin explicaba esto ya en 2017.
En el ámbito político y periodístico, es un conocido hito de la historia de Bitcoin el hecho de que WikiLeaks comenzó a aceptar donaciones en BTC debido a que los procesadores de pagos tradicionales congelaron sus cuentas. También es llamativo que el propio Satoshi Nakamoto se asustó cuando esto ocurrió:
“Habría estado bien recibir esta atención en cualquier otro contexto. WikiLeaks ha pateado el avispero, y el enjambre se dirige hacia nosotros.”
Satoshi Nakamoto, 2010
Pareciera que hasta el mismo creador subestimó el poder de su creación, que no pudo ser detenida ni siquiera en esa etapa tan temprana.
Otro caso paradigmático y aún más alevoso fue el de GameStop en 2021. Un grupo de Reddit dedicado a los mercados bursátiles logró acertar en una apuesta en contra de grandes jugadores de Wall Street, llevar a algunos de estos casi a la quiebra, evitar la quiebra de GameStop y hacerse de varias fortunas minoristas en el proceso. ¿La respuesta de los brokers? Bloquearles el acceso a estos miles de usuarios minoristas.
Este caso es paradigmático y alevoso porque ni siquiera existen excusas creíbles. Con WikiLeaks se hablaba de espionaje y de seguridad nacional; con el trabajo sexual, se habla de una legalidad dudosa o de posibles casos de explotación. Pero con GameStop, fue lisa y llanamente proteger a los grandes actores a costa de los inversores minoristas. Una de las más criticadas por esto fue la aplicación Robinhood, que, al contrario del personaje de cuentos, decidió robarle a los pobres para darle a los ricos.
La integración de BTC/cripto en los procesadores de pago tradicionales, un mal necesario
Todo lo anteriormente dicho nos lleva razonablemente a desconfiar de la decisión de estas plataformas (principalmente PayPal), de aceptar pagos en bitcoin y cripto desde y hacia afuera de sus propios ecosistemas. Como dije anteriormente, lo más seguro es que intenten utilizar a Bitcoin y a las otras criptomonedas no solamente para recortar sus gastos sino también para monitorear y censurar transacciones. Ahora que las CBDC no parecen ser ya una amenaza a la privacidad o libertad de los individuos, el peligro que se alza en el horizonte es que el espacio de privacidad y libertad ganado por Bitcoin y otras cripto sea acaparado por corporaciones amigas del Estado.
El problema para estas corporaciones es que corren con desventaja. El desarrollo de Bitcoin y de las distintas cripto no está (todavía) en manos de ellos (por suerte). Esto significa que son ellos quienes van corriendo detrás y deben amoldarse a las características técnicas de las criptomonedas y no a la inversa. El problema para nosotros es que estas empresas van a desear e intentar tener una injerencia cada vez mayor en la tecnología de cadenas de bloques. Quizás intenten poner a sus propios desarrolladores a escribir el código fuente de BTC, ETH, o cualquier otra, lo cual todavía se ve lejano. O quizás solo intenten desincentivar los desarrollos que les puedan parecer riesgosos para su negocio, como por ejemplo funciones de mayor privacidad. En ese aspecto tenemos muy malas noticias de los casos judiciales de TornadoCash y Samourai.
El hecho de que los procesadores de pago tradicionales se integren con cripto y Bitcoin es necesario e inevitable en el camino de la adopción global o hiperbitcoinización. Inevitable porque estamos hablando de tecnología de código abierto, no podemos hacer nada para impedirles utilizarla. Necesario porque, aunque no nos guste, el grueso de la humanidad no va a utilizar billeteras de completa autocustodia y óptima privacidad si demandan demasiado esfuerzo.
Yendo más allá del usuario final, tampoco es razonable pensar que podemos re-construir todo el sistema financiero puramente en Bitcoin y cripto y simplemente reemplazar todo lo que existe. Llevaría quizás siglos hacerlo. Lo más lógico es integrarlo, pero debemos hacerlo de un modo tal que sean los principios de Bitcoin los que prevalezcan, que sigan siendo los procesadores de pago centralizados los que tienen que adaptarse al nuevo paradigma y no a la inversa.
En eso soy optimista, en principio. Existen muchos factores que inclinan la balanza en esa dirección:
- Las cadenas de bloques y sus segundas capas permiten un costo de transacción mucho más bajo que cualquier plataforma centralizada. No pueden competir con ello a largo plazo. El usuario final de una billetera de autocustodia siempre va a pagar menos comisión que el de una centralizada, porque este último además de la comisión al protocolo tiene que pagarle a la empresa. El nuevo rol de las plataformas centralizadas quedará relegado a proveer una interfaz de usuario accesible y nada más. El procesamiento de pagos lo hará la red.
- Las plataformas centralizadas tienen que competir por la cuota de mercado unas con otras, además de competir contra las cadenas de bloques y las DeFi. Al usar protocolos de cadenas de bloques, las plataformas de pago se vuelven interoperables, por lo que ya no pueden beneficiarse de tener un mercado cautivo, de solamente obtener nuevos clientes por ser “el sistema que usan todos”. Deben realmente proveer mejores prestaciones a los usuarios. Esto les da más ventaja a nuevas plataformas que pueden innovar en ese espacio común, dificultando aún más que una sola empresa logre quedar en una posición monopólica.
- Las regulaciones estatales tienen menos poder sobre sistemas globales y desterritorializados como las cadenas de bloques. Las jurisdicciones hostiles a las criptomonedas son fácilmente evitables por empresas y usuarios, lo que incentiva a los gobiernos a ser más abiertos con el sector en lugar de intentar ponerle condiciones.
Estos tres puntos no deben ser tomados como una victoria automática y garantizada, sino como ventajas sobre las que apoyarse para seguir construyendo una criptoeconomía abierta y descentralizada. Debe quedar claro para las empresas y los gobiernos que están frente a unas leyes más poderosas que las suyas y que deben someterse a ellas, sin poder moldearlas a su antojo.
Para eso es preciso que usuarios, mineros/validadores, y desarrolladores, los tres pilares de cualquier cadena de bloques, nos movamos firmes en la dirección que nosotros necesitamos, que busquemos ampliar la base de usuarios ahí donde estas compañías y gobiernos no pueden o no quieren entrar. No debemos dejarles tomar las decisiones. Debemos estar alerta sobre el financiamiento que reciben nuestros proyectos, utilizando y compartiendo información abiertamente (por ejemplo, Who Funds Bitcoin Development?), así como también sobre el desarrollo mismo (por ejemplo, Bitcoin Improvement Proposals). Nosotros podemos marcar el camino y ellos van a tener que seguirlo, no van a tener alternativa.